sábado, 14 de enero de 2012

14 días..

Exactamente eso, 14 días en los cuales yo estaría viviendo la vida de una chica "normal" de mi edad. Voy a poder salir, bailar, ver a mis amigos y quizás hasta quedarme a dormir en sus casas, desaparecer de mi casa sin que nadie dependa de mi, ponerme en pedo, gritar, correr, lo que sea. Voy a tener por dos semanas lo que muchos conocidos siempre me dicen: "Mirá lo que te perdés por haber tenido un hijo a tan temprana edad".
¿Va a ser divertido? Claro que sí.
¿Es lo que necesitabas? Para nada.
¿Después de estas dos semanas, vas a extrañar no poder hacer todas esas cosas? Absolutamente NO.
Antes que todo eso, ayer, hoy y mañana, siempre voy a elegirlo a ÉL.
Espiarlo mientras juega y le inventa voces a sus juguetes, ayudarlo a ir al baño, jugar a las escondidas, cantar y bailar juntos, pasear, mirar películas, ayudarme a acomodar, cocinarle, que me de besos, que me haga "Sana sana", que me abrace tan fuerte como lo hace él, ir a buscarlo al jardín y que cuando abren la puerta y me ve se le ilumine la carita y me grite con la voz más dulce de este mundo esa primera palabra que dijo cuando era un bebé: MAMI.
Sí, entiendo absolutamente a cualquier persona que me diga que me estoy perdiendo todo lo otro, pero yo elijo no perderme lo que tengo ahora. La felicidad de ser madre, de amar a mi hijo y de construir día a día una familia. Eso es lo que decidí, esa es mi vida.
Y NO LA CAMBIO POR NADA EN LO ABSOLUTO.

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